TEXTOS CRÍTICOS
 
 
 
 

Aproximación infinita

 

El mayor triunfo de la sensibilidad filosófica de la pintura de todo el siglo XX consiste en el desplazamiento del objeto y el desasimiento de la mirada con respecto a la naturaleza.
“Yo pongo en mis cuadros  -escribió Picasso- todo lo que me gusta. Tanto peor para las cosas: tendrán que arreglarse entre ellas”. Esa es una actitud al servicio del misterio de lo real. Se quiere pintar lo que no puede ser reproducido, para llegar a presentir lo que no se puede contemplar: un haz de luz, un pozo de luz, un crujir de luz, donde vibra el eco de una presencia … ¿Presencia de una ausencia?

Y esto es lo que uno, como profano, puede vivenciar ante la indagación de Gonzalo Veloso. Es un asedio a lo inefable, al “altum silentium” de Mozart, es decir, el sonido de lo invisible en los huecos del tiempo (Maillard). Estamos ante un repertorio de sugerencias para aludir al ser como absoluto, pues lo manifiesto vale como insinuación de lo latente.
Es lo inefable lo que el artista aspira a traslucir como verdad, aunque diga Novalis que la verdad es un error absoluto, ya que toda formalización es una puesta de límites que segmenta el absoluto, la verdad en porciones, y en esos segmentos lo ausente se evidencia al menos como ausencia. Ahora bien, el límite –lo sabemos desde Plotino- sólo puede ser límite de una infinitud; dicho con palabras más cercanas: “en lo que el hombre experimenta o inventa hay siempre una parte de indefinido por donde se introduce el infinito (Hersch).

Pero ¡ojo!, avisa Aristóteles: el infinito no es aquello fuera de lo cual no hay nada, sino aquello fuera de lo cual hay siempre algo, algo que no es, pero está no-siendo, en estado gerundial, como un tenue fulgor vislumbrado, un “inconcepto” (Pessoa), que al chocar con el límite creado por el artista hace existir en concreto a cada objeto.

La forma nunca es resultado, remate, conclusión,  sino comienzo, génesis, devenir. Ya en las cavilaciones geométricas medievales que parten de Llull se asegura que la refracción del mundo de las formas se produce a través de una contracción primigenia en el ente triangular. Triángulos y cuadrados, triangulaturas y cuadraturas son los arquetipos de todas las formas del plano. Y es en estos condominios del arte pictórico con la geometría, la ontología y la música (una música callada)   donde la investigación de Gonzalo Veloso sigue una ruta asintótica, es decir, con una aproximación infinita (Hölderlin) a la  verdad de la belleza.
Resulta curioso. Hoy día existen muchos artistas, y poetas concretamente, que están ensanchando las fronteras del conocimiento  físico del mundo: son los físicos de la teoría de cuerdas. He aquí un párrafo que no es de Homero ni de Lucrecio ni de san Juan de la Cruz: “El espacio/tiempo en el que se mueven las cuerdas de la teoría no sería el espacio/tiempo  ordinario de 4 dimensiones, sino un espacio de tipo Kaluza-Klein, en el que a las 4 dimensiones convencionales se añaden 6 dimensiones compactificadas en forma de Calabi-Yau e inobservables  en la práctica, al menos hoy por hoy”. Esas cuerdas o filamentos, base profunda de las partículas materiales, se encuentran en “estados vibracionales” (todo ello según Green).
¿No consuena todo esto? Veloso nos muestra ondulaciones y alabeos, estados vibracionales en un caminar asintótico de infinita aproximación  al misterio. El artista siempre es un mago que sabe y puede conjurar el misterio: la huella que deja un pájaro en el aire (Ernesto Cardenal). 

                                                                               

Justo Pérez del Corral 2013

 

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El Vértigo del Absoluto

La forma es parte de una estructura. La estructura ocupa el Espacio. El Espacio
es la dimensión sin límites de la construcción. Moviéndome sobre esta hábil secuencia
Gonzalo Veloso, a través de una sistemática sustracción alcanza una realización impalpable.
La Tela Virgen, no preparada, muestra geometrías extrañas que corresponden a la síntesis total, son el resultado de un lento pero inexorable proceso progresivo de maduración.
Son estructuras primarias suspendidas en el espacio absoluto de la tela. Las distintas superposiciones de plano que Veloso pone en acto, son estructuras fluidas que se mueven sobre la tela sugiriendo apenas posibles aperturas hacia lo Infinito.
Un juego de luces y sombras gobiernan este sistema sustancialmente monocromo, transformando en dinámicas y al mismo tiempo inmóviles estructuras transparentes.
Contradicciones de términos que el mismo Gonzalo Veloso, no intenta enmascarar titulando la exposición Afirmación-Negación.
El juego de los opuestos se ejercita libre en el Espacio radicalmente absoluto investigado por el artista español. Espacio en el cual el vacío se constituye como elemento indispensable para modular la superficie.
Dimensión Infinita donde Espacio y Tiempo confluyen en un todo sin solución de continuidad. El Espacio desmaterializado se presta a las múltiples variaciones rítmicas de planos, creando un vacío de imágenes, un vacío de todo, que nos deja intuir un algo, pero nada más.
Afirmación-Negación juega sobre el poder de la evocación. La etérea geometría modelada desde la luz a la sombra habita un espacio en el cual la sustracción es el elemento principal. Búsqueda de nuevas dimensiones que habitar, acercándose siempre mas a lo zero, a la anulación total sobre la cual no se puede continuar.
Breves reflexiones extrapoladas de un texto aparecido sobre una revista Milanesa:” La Infinitud es rigurosamente monocroma o mejor dicho de ningún color (…).En el Espacio total, forma, color y dimensión no tienen sentido, el artista ha conquistado su plena libertad (…), los obstáculos del espacio, la esclavitud del objeto han sido rotos”.
La leve aparición de formas transparentes abre una posibilidad puramente evocativa.Lo  que aparece es la esencia, el resultado último de un trabajo que simplifica, sintetiza y sublima la construcción interna de la obra.
Definir este espacio inexplorado significa darle a priori unos límites. Es decir, ponerle un punto.
Y Gonzalo Veloso, Afirma y Niega pero no ha dicho todavía la última palabra.

                                                                                             

Anna Comino. 2008

 

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Espacios internos.

Sutil como un pensamiento, la sombra determina el vacío de los espacios absolutos y reducidos, que nos acercan a la silenciosa melancolía de habitaciones que se suceden.

Gonzalo Veloso nos presenta una lenta espera, un empequeñecerse e intensificarse desde lo interno, es la rítmica fuerza del vacío que se suspende en sus habitaciones como en el alma.

Una poética arquitectura mínima y absoluta que construye en el lienzo un lugar intenso y profundo.

Con la máxima simplicidad y con un ligero distanciamiento a través de un espacio sin fin.

                                                                                 

Patrizia Serra. 2005

 

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Regola ex contradizione quodlibet. Absurdo lógico

Del falso, decián los mejores lógicos del Bajo Medievo, se consigue cualquier cosa.
Si ponemos una contradicción, falsa por principio, como premisa es posible deducir cualquier enunciado como conclusión.

De la misma manera, en pintura a partir de una contradicción podemos crear una nueva realidad, que funcione como tal.

La obra del español Gonzalo Veloso, es a la vez rigurosa y sugestiva, racional y visionaria que nace de limpias estructuras geométricas, donde se insertan fragmentos de distintos paisajes.

Una arquitectura mental sobría y nítida y al mismo tiempo llena de magia.

                                                                 

Marina De Stassio. (1999)

 

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